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La Osteopatía: Los principios básicos osteopáticos.

Actualizado: 11 feb 2020

“Más que una ciencia, la medicina es un arte. No consiste en fabricar

toda clase de píldoras, emplastos y drogas, sino en tener en cuenta los procesos

vitales que es preciso comprender antes de poderlos manejar”

Paracelso.



“En cada cosa creada sobre la Tierra hay un interior y un exterior.

Ninguno de ellos puede darse sin el otro, de la misma manera que no existe efecto sin

causa. El exterior se aprecia desde el interior y no a la inversa”.

Emmanuel Swedenborg.



La historia de la medicina “manipulativa” se remonta ya a los antiguos. Desde que el

hombre tiene conciencia corporal ha utilizado las manos con fines curativos. Todos

conocemos la antigüedad de la Medicina Tradicional China, donde los masajes y

manipulaciones eran ampliamente utilizados. También la cultura egipcia, griega,

romana, tibetana, tailandesa, etc., utilizaban terapias manuales diversas.


Hipócrates ya ejercía manipulaciones de carácter estructural en pleno apogeo de la

cultura griega. En Roma se conocían las manipulaciones cervicales para curar

neuralgias.


Dice el filósofo griego Demócrito en el 400 a.C. en relación al arte de la fricción:

“Las personas ruegan a los dioses por su salud, pero no piensan que está en

sus manos conservarla”.


La Osteopatía es probablemente junto con la Homeopatía, la Naturopatía y la Medicina Tradicional China una de las medicinas complementarias que mayor auge han experimentado en los últimos años. Si bien la información de la que dispone la población está mejorando considerablemente, y el número de profesionales crece en relación a la demanda social de acceder a vías terapéuticas alternativas a la Medicina Alopática, dentro del colectivo osteopático, creemos que es aún evidente la necesidad de divulgar con mayor eficacia las vías de actuación de la Osteopatía y sobretodo dar a conocer al público en general cual es la mentalidad osteopática, lo que denominamos Concepto Osteopático.


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De la Osteopatía se conoce el popular “trust”, la manipulación vertebral de precisión, pero poco se conoce de la profundidad y la importancia de otras técnicas de tipo fascial, muscular, vascular, neuronal, viscerocraneal, energético, etc.

Se conoce la capacidad de actuación en el campo estructural, pero poco se conoce de sus indicaciones neurovasculares, endocrinas, emocionales, etc., de la importancia del desarrollo de la Osteopatía Pediátrica, de la Geriátrica, de la aplicación de la Osteopatía en campos como la Obstetricia, la Psiquiatría, la Odontología, etc.

Y es que culturalmente, hoy en día, aún representa una sorpresa que unos padres lleven al osteópata a su bebé de 2 meses, cuando aparentemente está sano, Parece también que la tercera edad está condenada a sufrir los achaques de su “enfermedad” y que es algo absurdo tratar causas a una edad avanzada. Apenas se conoce como mediante técnicas físicas se puede trabajar en el campo psicológico. Resulta extraño también para ciertos deportistas que, por ejemplo, se pueda tratar una tendinitis rotuliana tocando suavemente su cráneo.



Por otro lado, ¿qué significa que la salud no es la ausencia de síntomas? ¿Qué significa que la armonía física y emocional se basa en un equilibrio dinámico estable? ¿Qué significa que la Osteopatía no trata la enfermedad sino al enfermo? ¿Qué es para un osteópata un enfermo, si no atiende tanto a los síntomas como a la causa que los han desarrollado?


Vivimos en una sociedad que se ocupa de educarnos y mantenernos en la infancia. La sociedad del consumismo es una sociedad infantil y caprichosa, donde interesa tener un remedio para cada síntoma y donde se intenta evitar que el individuo ejerza su individualidad . No hay que hacer preguntas si éstas nos llevan a salir de lo estándar. Niño, ya basta de preguntar ¿y porqué?.


Se nos mantiene como niños hasta la edad en la que ser viejos no es rentable, sin permitirnos expresar el auténtico niño interior, la transparencia y la pureza de nuestro ser se pierde en la frenética carrera por ser lo que no somos.


En una sociedad donde el ritmo es demasiado rápido como para detenernos a analizar por qué corremos tanto. Y en toda esta cultura de la información desbordada y apabullante, unos profesionales hablamos de recuperar la quietud, el equilibrio dinámico y sobre todo crecer como individuos que trabajan por si mismos y para si mismos en sus procesos de curación.


Pero la conciencia social está evolucionando. Aprendemos poco a poco, sin muchos referentes pero con ejemplos alentadores, que la inercia y el descontrol pueden combatirse y la necesidad de descubrir nuevos caminos abre las puertas de Medicinas como la Osteopatía, donde se vuelve a confiar en el hombre y en sus capacidades de responder ante la enfermedad desarrollando sus propios mecanismos fisiológicos, escuchando la sabiduría genética que hemos acumulado en millones de años.


Por: Albert Rosa Sempere D.O.


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